EmocionArte

Hace años que no veía a Maca y a Pepe y a lo largo de la tarde fuimos poniéndonos al día de nuestras vidas. Así me enteré que habían escrito un nuevo libro, publicado hace ya más de un año: EmocionArte con los niños y con el subtítulo de: El Arte de acompañar a los niños en su emoción.
Sé que lo que hacen, lo hacen bien y tratándose de un libro “de infancia” me ilusionaba leerlo.

Y me ha encantado. El lenguaje es claro, fácil de leer, dirigido a padres y profesionales que trabajamos con niños, y el recorrido extenso: empezando por hablar del apego… después va desmenuzando emociones: alegría, tristeza, amor, rabia, miedo… para terminar hablando del duelo.

No hay mucho escrito que me guste de este tema y también es verdad la poca formación que tenemos… creo que somos un poco “analfabetos emocionales”, así que no nos viene nada mal este aprendizaje sobre el mundo emocional de los niños, enseñarles a nombrar lo que sienten, acompañarles en su sentir y facilitar la expresión sana de sus emociones.
¡Gracias a ambos por este magnífico libro!.

 

 

Hepatitis A: prevención

La semana pasada acudí a vacunar de Hepatitis A a adolescentes de un instituto que pertenece a nuestro Centro de Salud y hoy recibo un correo de unos padres que piden que les asesore tras enterarse de un caso en el cole de uno de sus hijos. Así que repasemos el tema.

La hepatitis A es una enfermedad de distribución mundial y que se transmite por vía fecal-oral, por lo que un cuidadoso lavado de manos, sobre todo tras ir al baño, tocar ropa interior y antes de manipular alimentos, es la principal medida preventiva.

Pero además de estas básicas normas higiénicas ¿de qué otras medidas disponemos para prevenir la enfermedad?.

Disponemos de vacunas frente al virus de la hepatitis A (VHA), vacunas que han demostrado ser muy eficaces: al mes de la primera dosis alcanzan una tasa protectora de anticuerpos del 95-100% y prácticamente el 100% tras la 2ª dosis.

Las indicaciones actuales de vacuna frente a hepatitis A en niños son:

  • Si viajan a países en los que el riesgo de infección sea intermedio o alto, es decir, todos los países del mundo excepto Australia, Nueva Zelanda, Japón, Estados Unidos, Canadá y los países petenecientes a Europa Occidental. En especial se recomienda la vacunación de los hijos de inmigrantes nacidos en España que vayan o puedan ir a pasar temporadas con sus familia en sus países de origen, cuando en éstos está extendido el virus (África, América Central y del Sur y Asia, fundamentalmente)
  • Brotes de hepatitis A en guarderías, colegios u otras instituciones
  • Niños con factores de riesgo personales (enfermedades de base que conlleven el riesgo de una hepatitis grave) o con factores de riesgo ambientales (como convivir con un caso confirmado de hepatitis A) o residir en instituciones cerradas (centros de acogida, internados, etc.)

Más información acerca de la Hepatitis A : Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

La vacuna hepatitis A figura en el calendario oficial de vacunación en Ceuta y Melilla dada la importante circulación del virus en África. También se administra en Cataluña de forma conjunta con la vacuna de hepatitis B a los 12 años de edad.
En el calendario de vacunación de la Asociación Española de Pediatría figura la vacuna antihepatitis A recomendada, a partir de los 12 meses de edad, en pacientes que viajen a países con endemicidad intermedia o alta, o que pertenezcan a grupos de riesgo.

Mañana más: ¿Qué hacer en situación de brotes de hepatitis A, contactos domiciliarios o en guarderías o escuelas?

Es tarea tuya llevarte bien con la profe

Cambio de curso, cambio de profesores para muchas criaturas. Algunos padres están felices: el nuevo tutor los enamora. Otros han tenido mala suerte: este año les ha tocado un hueso.

Escena 1: el niño llega a casa quejándose del nuevo tutor un día sí y otro también. La del curso pasado era mejor. Esta es demasiado estricta. Y antipática como ella sola. Nos mira menos y reprende a más. A veces dice cosas extrañas. Y nos hace trabajar demasiado. O tal vez poco. ¡No importa! Y, además, no nos enseña bien. Los padres se dejan engatusar por el malestar de la criatura. Empiezan a maldecir los huesos de la profe en cuestión y, si son un poco lanzados y la cosa perdura, algún día puede que vayan a cantarle las cuarenta.
Escena número 2: el niño llega a casa quejándose de la nueva tutora un día sí y otro también. Le encuentra todos los defectos y ninguna gracia. Los padres escuchan al niño y lo comprenden, pero no se dejan engatusar por sus quejas. Con los maestros extraños, antipáticos, refunfuñones y menos buenos, también se pueden aprender cosas. Sólo si hacen cosas delictivas o vejatorias, moveríamos algún dedo. Mientras no sea así, es tu trabajo –le dicen- hacer lo posible por llevarse bien con la profe.

Encontrar la sintonía
Estoy segura de que adivinaréis de cuál de las dos escenas soy más partidaria. Indudablemente de la segunda. Por descontado que los profesores tienen que hacer lo posible por llegar a cada alumno, entendiéndoles y extrayéndoles lo mejor. Pero también los niños, cuando empiezan a ser mayorcitos, tienen que intentar entenderse con aquellos profesores con los que sintonizan menos. Afrontarlo como un reto es generalmente más eficaz que entrar en conflicto con estos maestros. Los padres tenemos que quitar hierro a estas situaciones y tratar de darles la vuelta. Hablaremos de ello.

Eva Bach, escritora y pedagoga, aporta reflexiones sobre la comunicación entre padres e hijos a partir de una frase que nos ayuda a educar.

El artículo original está escrito en catalán y lo ha traducido Cristina Sanz.

Me declaro amigo de los mocos

Vuelvo de vacaciones y, como siempre,  septiembre llega y se abre la temporada de «los mocos». Se inicia guardería, escuela…porque lo que es fresquito, aquí, no ha llegado todavía.

Así que vamos a hablar de mocos y veo que ya se ha adelantado mi compañero Jesús Martínez, El médico de mi hij@: Me declaro amigo de los mocos y, con su permiso, os lo copio, estoy totalmente de acuerdo y lo escribe, además, con el humor que le caracteriza. Dejo al final también 2 artículos: uno el de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria escritos por Manuel Merino y Juan Bravo, pediatras de Madrid a los que admiro,  y el de la Sociedad Canaria de Pediatría Extrahospitalaria que también está claro y conciso. Copio el dibujo que ilustra este último artículo que es del Dr. Ventura Fernández, gracias!.

«No es raro referirse a un niño como “mocoso”. Pudiera decirse que durante los meses de invierno prácticamente son sinónimos: niño igual a mocoso. Han abierto sus puertas escuelas infantiles y colegios hace dos días y ya han aparecido los mocos, si es que alguna vez se fueron. Los pediatras de atención primaria nos quejamos de que a veces no se ve otra cosa más que niños mocosos.

En esta sociedad occidental nuestra está muy arraigado el proceder de eliminar al contrario, identificar al agresor y arrasarlo a toda costa; los mocos nos molestan o pensamos que le molestan al niño, intentamos por todos los medios borrarlos del mapa. Pañuelos de lino, tul, gasa o seda, papel de periódico, las páginas de El HuffPost no valen por ser virtuales, clinex desechables, aspiradores de mucosidad por presión negativa o por aspiración paterna o un simple soplamocos, muchos son los dispositivos inventados por el ser humano para librarse de la lacra de los mocos. Incluso algunos ahora retirados de la financiación pública como los mucolíticos, antitusivos, fluidificantes y expectorantes se habían demostrado ineficaces.

La convivencia da mocos. Los críos juntos en espacios reducidos como un aula, provocan que multitud de gérmenes convivan a sus anchas en los colegios como si de una superpoblación de alumnado se tratara. Veremos este curso cómo la disminución de profesores por los recortes en educación pública acarreará más hacinamiento en la clase y más posibilidades de contagio, sin contar con que las medidas de prevención se relajan porque no hay tiempo, ni espacio y los procesos virales aumentarán.

Pero, ¿qué son los mocos y por qué tienen que estar ahí? Las narices son la puerta de entrada al aire que respiramos; está preparada para ello, pasan olores malos y aromas delicadamente perfumados, pero también es el camino de acceso a las vías respiratorias, abiertas siempre porque no tienen puerta: no se puede cerrar la nariz como cerramos los ojos, así que algún guardián habrá que poner, alguien deberá hacer la función de puerta para no dejar pasar a las temibles bacterias que podrían producir graves procesos infecciosos y acabar con el huésped.
Exacto, los mocos son ese tapón que se organiza a modo de cancerbero o portero de discoteca que dificulta e impide el paso al temible enemigo, la bacteria inmunda y despiadada, que no dudaría en aniquilarnos como especie.
Por esta razón, yo me erijo en defensor a ultranza de los mocos: los mocos son nuestros amigos. Si nos defienden del agresor, ¿por qué ese empeño en eliminarlos a toda costa? Anteponemos criterios estéticos dudosos, como que el niño con cosas verdes saliéndole por las narices es más feo que el niño sin tal aditamento. Pues no, no es más feo, simplemente es diferente, hay que aceptar la diferencia y más cuando el diferente podría ser más sano y estar más protegido de riesgos que el tontamente esterilizado por exageración.
En los cursos de pediatría a los que voy a aprender, ya se oye que algún estudio americano por publicar, demostrará que es mejor comerse los mocos que limpiarlos, como prevención de las otitis y otras infecciones. Estudiar esto sólo se le ocurre a los americanos, pero son estudios serios.
Los mocos no son malos, son nuestros aliados, debemos aprender a convivir con ellos, ser sus amigos y no asustarnos por el color que tengan, transparentes, blancos, amarillos o verdes, la diferencia les hace más eficaces pero no por ello peligrosos. Los mocos no se infectan.
Vivimos tiempos difíciles donde debemos saber orientar con cuidado nuestros disparos y saber en todo momento quién está de nuestro lado y quién es nuestro agresor. La mucosidad nos defiende, la fiebre también, pero eso será motivo de un segundo artículo.
¿Por qué ese empeño en bajar la fiebre a toda costa? ¿No ocurrirá igual? ¿Y si conociéramos que la fiebre es nuestra aliada?… Seguiremos.
Lo que sí sabemos es que el Gobierno no es nuestro amigo cuando recorta en sanidad pública o en educación, eso sí lo sabemos. Él y Ella en Madrid son las bacterias, no son los mocos, Ellos sí son el enemigo.»

Catarro en Familia y Salud. AEPap

El Catarro. Sociedad Canaria de Pediatría Extrahospitalaria.

También podéis leer lo escrito previamente en este blog: Tratamiento del resfriado común y cont.Vías respiratorias altasInfecciones de vías respiratoriasTiempo de toses

Después de estudiar todo ésto, queda claro?

Vulvovaginitis en niñas

La inflamación de la vulva en niñas y adolescentes es un motivo de consulta relativamente frecuente a lo largo del año, pero este verano he visto muchas.

La inflamación de la vulva causa picor y molestias, a veces escozor al orinar y puede acompañarse de flujo que mancha la braga, flujo que procede de la inflamación de la vagina, motivo por el que se denomina vulvovaginitis.

Y aprovecho para hace un repaso de anatomía que no nos viene mal y a llamar a cada cosa por su nombre porque veo a menudo la dificultad de nombrar las partes de los genitales externos femeninos y con ayuda de este precioso dibujo que me ha facilitado Noemí (gracias!) es muy fácil:
Los genitales externos femeninos comprenden por delante el monte de Venus que en las mujeres está cubierta de pelo, los laterales los delimitan los pliegues inguinales y por detrás llega hasta el ano. Una vez delimitada la zona vemos que se trata de una hendidura que se entreabre al separar los muslos y que está formada por los labios mayores y dentro los labios menores, que delimitan una zona o vestíbulo, que es donde desembocan la vagina, la uretra (por donde sale la orina procedente de la vejiga) y varias glándulas; por delante está el clítoris. A toda la zona es lo que denominamos vulva. Por último queda el perineo que es la pequeña zona de apenas unos cm entre la parte posterior de la “horquilla” vulvar y el ano.

El enfoque es distinto si trata de niñas o adolescentes, o si éstas tienen o no relaciones sexuales, por tanto dejando aparte a las adolescentes me centraré hoy sólo en las vulvovaginitis en las niñas.
Suelen ser debidas a factores irritativos, sobre todo a mala higiene, por ejemplo al limpiarse tras la defecación, pues lo hacen desde atrás hacia delante y así arrastran restos de heces hacia la vulva, o por tocarse con las manos sucias, restos de arena o tierra, etc. En ocasiones pude ser debido a que tenga oxiuros (lombrices) y éstos avanzan desde el ano hacia delante e irritan la zona.

¿Cómo podemos prevenir?: Higiene e higiene. Enseñar a las niñas como deben limpiarse el culo tras defecar: siempre de delante hacia atrás, si es posible lavarse después; también higiene de manos, procurar que transpire la zona: usar bragas de algodón, cambiarlas con frecuencia, no llevar prendas muy ajustadas, no llevar bañador mojado… pero al hablar de higiene no estoy diciendo jabones y productos “desinfectantes”, ¡no!, debemos evitar precisamente el uso de jabones y sólo enjuagar con agua: ¡debemos preservar la flora habitual de la zona pues nos protege frente a las infecciones!.

¿Qué podemos hacer si tiene molestias?: De entrada aconsejo lavar con agua o bien en la ducha con las piernas bien abiertas y si está muy molesta un baño de asiento con agua tibia para que alivie los síntomas. Estos lavados se harán 3 veces al día con los consiguientes 3 cambios de braga, que aconsejamos sea de algodón, y además lavarse tras la defecación. Si persisten las molestias consultar con el pediatra, en ese caso aconsejo que acudáis sin lavar a la niña por si fuera necesario recoger una muestra para cultivo.
Más información en: Flujo vaginal. Vaginitis.

Septiembre: ¡empieza el cole!

La incorporación al ritmo habitual de este blog va siendo lenta en este inicio de septiembre… y es que todavía saboreo los últimos días de vacaciones; no obstante mi «compromiso» con el Suplemento de Salud del periódico Información de Alicante se mantiene en su cita quincenal y hoy se publica el siguiente artículo.

Empieza septiembre y con él la vuelta al cole. No suele plantear ningún problema el regreso de los mayores, salvo si hay cambio de escuela o si es el primer año de instituto; en estos casos harán una nueva adaptación, que será más o menos fácil dependiendo de la personalidad del niño. Es bastante frecuente la consulta, en los primeros meses de curso, de niños con dolores abdominales o vómitos matutinos que son la manifestación del miedo al cambio, a un ambiente nuevo, a crear nuevos amigos, miedo a no ser aceptados. Nuestra actitud ha de ser de mucha tranquilidad, que sepa que entendemos lo que le pasa y estaremos ahí en el proceso de adaptación pero, como suelo decirles a los padres, siempre “empujando hacia afuera”.

¿Y qué pasa con los más pequeños?. La entrada a la escuela infantil o al cole por primera vez supone un cambio muy importante para el niño, es su salida al mundo, deja las relaciones familiares y unos espacios que conoce, donde se siente seguro, para encontrarse en otro espacio, con adultos desconocidos y con otros niños. Se siente solo, abandonado, con miedo.

Pero el periodo de adaptación que se inicia ahora no es sólo para el niño, también es para vosotros padres; los llantos, la irritabilidad, la primera enfermedad, desatarán de nuevo las dudas: “¿hemos hecho bien en escolarizarlo?”, “¿no será muy pequeño?”, “¿vamos a estar todo el invierno así?”. Si, además, coincide con la incorporación de la madre al trabajo tras la baja maternal, la separación es más difícil.
Afortunadamente al otro lado nos encontraremos con unos profesionales que van a ayudar al niño y a sus padres a que el proceso sea lo más fácil. Muchas escuelas infantiles tienen un modelo de adaptación adecuado a la edad del niño que suele pasar por la incorporación progresiva: unos primeros días en los que se quedará pocas horas y se irá aumentando paulatinamente el tiempo de permanencia en la escuela.

Llegado el momento de empezar el curso, ¿qué podemos hacer?:
* No tengáis prisa por la mañana. Aconsejo, si es posible, reservar unos días de vacaciones para la adaptación, eso facilitará que os levantéis tranquilamente, le lleváis al cole y así podréis ir también a recogerlo, con disponibilidad de horario para su incorporación progresiva. Ésto le dará seguridad.
* Seguid las pautas que os marquen en la escuela pero seguro que os advierten que siempre os despidáis, no os vayáis a escondidas, pero tampoco alargando la despedida porque vuestra angustia no os permite la separación. Tampoco entregadle con un “aquí te lo dejo”, por prisas o “porque no quiero verlo llorar”. Haced la despedida sin mentiras, con seguridad y alegría.
* Al recogerlo todas las muestras de cariño del mundo y permaneced un rato allí, hablad con el educador o educadora con una sonrisa, que os vea y os sienta feliz.
* Luego, a lo largo de la tarde, hablad del cole, jugad.
* Y así sucesivamente a lo largo de los próximos días.
* Confiad en el equipo, hablad con los profesionales de la escuela infantil sobre dudas o si observáis cambios: más llorón e irritable, problemas con el sueño, etc.
¡Feliz entrada al cole!