Obesidad infantil

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Ando estos días redactando, para su publicación, el trabajo realizado en el año 2008 con 531 niños y niñas de edades comprendidas entre 4 y 14 años, que asistían a las Escuelas Deportivas Municipales de la localidad de Almoradí.
Dicho trabajo nace de la colaboración del Departamento de Biología Aplicada (Área de Nutrición y Bromatología ) de la Universidad Miguel Hernández y la entidad Fundesced, Fundación para el Desarrollo de la Sanidad, Cultura, Educación y Deporte “Vega Baja” de la Comunidad Valenciana. Fundesced gestiona, desde el curso 2007/2008, las Escuelas Deportivas Municipales de Almoradí, cuyo objetivo principal es la educación deportiva y para la salud, dentro de la población infantil y juvenil de Almoradí.
Uno de los proyectos de Fundesced fue, al iniciar la gestión de dichas EEDD, conocer el estado nutricional de los niños participantes en las Escuelas Deportivas para diseñar programas de intervención que permitan mejorar a largo plazo la salud en la población adulta y, al mismo tiempo, identifica a aquellos niños con riesgo de obesidad y de bajo peso en los que realizar una intervención temprana, encaminada a reconducir sus hábitos alimenticios y de consumo hacia otros más saludables.

De los resultados de este trabajo resaltar que un 16,8% de nuestro niños son obesos, mayor proporción entre los varones (17,5 %) que entre las niñas (13,8 %). En el tramo de edad situado entre los 6 y los 9 años es donde el porcentaje de niños obesos es mayor.
Pero si se toma en conjunto sobrepeso y obesidad, la prevalencia en la población estudiada es del 26,8 %, siendo mayor en las mujeres (27,8 %) que en los varones (25,9 %).

La OMS considera desde 1998 la obesidad como una epidemia global. Estudios nutricionales reflejan que la obesidad es el principal trastorno nutricional de la población adolescente en los países desarrollados. En España la frecuencia de la obesidad en la infancia ha aumentado en los últimos 20 años. En el período comprendido entre el año 1984 y el año 2000, se ha triplicado su frecuencia en niños/as de 6 a 12 años.

A la vista de nuestros resultados, y siendo además una población que practica deporte como actividad extraescolar (una media entre 2 y 4 horas semanales), es posible que en la población general las cifras sean incluso algo más elevadas.

Isabel Rubio

Jóvenes y Alcohol

alcohol desgracia Leo hoy en Pediatria Basada en Pruebas, magnífico blog para profesionales sanitarios, una entrada de Cristóbal Buñuel ÁlvarezEl consumo de alcohol entre los jóvenes: esa lacra

Hace referencia al informe de la Encuesta Estatal sobre uso de drogas en estudiantes de enseñanzas secundarias (ESTUDES) 2008 que ofrece unas cifras preocupantes. El 58,5% de los encuestados consumieron alcohol en los últimos 30 días. La edad de inicio de consumo de alcohol en nuestro país se sitúa entre los 13 y los 14 años. A medida que la edad avanza, la prevalencia de consumo aumenta: hasta un 75,1% a los 18 años.
En España el Ministerio de Sanidad y Política social dispone de una web: msps.es/alcoholJovenes/home.htm  dirigida a profesionales sanitarios, padres, educadores y jóvenes, para informar de este problema y de las maneras más eficaces de afrontarlo.
Termina con una pregunta: El consumo de alcohol entre nuestros jóvenes y niños es una asignatura pendiente desde hace demasiado tiempo. ¿Estamos todos – instituciones, padres, educadores, profesionales sanitarios…- dispuestos a combatir este gravísimo problema?

Isabel Rubio

EL MEJOR REGALO

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Diciembre es, para los niños, uno de los meses más bonitos del año, quizás el mejor. No tenemos mas que recordar, nosotros los adultos, y nos vienen a la memoria momentos agradables vividos en estas fechas, los encuentros familiares, el ambiente festivo, incluso es posible que recordemos el regalo o los regalos que recibimos año tras año, o aquel juguete que fue tan especial, tan deseado; eran días que esperábamos con ilusión y seguro que forman parte de los mejores recuerdos de nuestra infancia.

Las necesidades de los niños siguen siendo las mismas y creo que es importante hacerles aguardar con ilusión unas fechas (independientemente del significado religioso o no que la familia les dé), hablar de lo que vamos a hacer esos días, e ir creando con ellos la atmósfera alegre de estas cercanas vacaciones. Estos días nos brindan la oportunidad de que todos los miembros de la familia (sea la edad de nuestros hijos e hijas la que sea) participemos en tareas comunes: deben de colaborar si montamos un árbol, o un belén, en la decoración de la casa… también en la cocina, en la elaboración de dulces navideños si esa es la costumbre familiar, o en su compra. Organizar con ellos, siempre, las reuniones familiares, pues son, para los niños, los preparativos de una fiesta. En definitiva son momentos de encuentro de padres e hijos que hemos de aprovechar y sobre todo disfrutar.

Otro aspecto de la Navidad es la ilusión por los regalos que traerá Papá Noel o los Reyes Magos.
Sin embargo, con demasiada frecuencia, vemos que muchos padres realizan la compra de los regalos con los niños cuando hay muchas oportunidades a lo largo del año para realizar la compra de un regalo juntos. Lo que otorga la magia de la Navidad es precisamente la incertidumbre de lo que vendrá, la espera….porque la espera es educativa y necesaria, sobre todo en nuestra sociedad en la que estamos acostumbrados a recibir la gratificación rápidamente, a la no valoración del esfuerzo.
Creo que también se ha ido perdiendo la toma de conciencia que el niño realiza (acerca de su conducta, de su comportamiento, de sus méritos) cuando escribe a los Reyes o Papá Noel. Las cartas han servido y siguen sirviendo para la reflexión. Y el misterio hace el resto.
¿Pero cuál es el mejor regalo?: seguro que el mejor regalo que podemos hacerles a nuestros hijos es nuestro tiempo, sí, pasar mucho tiempo con ellos, hablar con ellos, escucharles con atención, compartir sus inquietudes y sentimientos, poder realizar actividades juntos: pasear, jugar con ellos, compartir un deporte, ver una película, leer un cuento, cantar villancicos, reíros juntos, crear complicidades… un rato de relación exclusiva, un tiempo en el que nuestro hijo o hija sientan que estamos cerca, mostrarles nuestro afecto. Un regalo que ofrecerles ahora, en estos días, pero también regalarles a lo largo del año, un regalo mutuo.

Por último, es también un buen momento, como tantos otros, para enseñar a nuestro hijo el valor de dar y no sólo recibir, para ser agradecido, para hablarles de otros niños y otras realidades, de la solidaridad, de la justicia.
Publicado hoy en el Suplemento de Salud del Diario Información:  http://www.diarioinformacion.com/medicina-salud/2009/12/12/mejor-regalo/960672.html

LA RESILIENCIA: Una infancia infeliz no determina la vida

 

resiliencia 2El concepto fue introducido en el ámbito psicológico hacia los años 70 por Michael Rutter, directamente inspirado en el concepto de la física (que es la capacidad de los materiales para volver a su posición original tras ser deformados al aplicar una fuerza sobre ellos). En psicología, el término resiliencia sería la capacidad de los sujetos para sobreponerse a tragedias o períodos de dolor emocional. Podemos decir que resiliencia equivale a resistencia al sufrimiento e incluso resultar fortalecido por el mismo.
Este término apareció cuando se realizaron estudios longitudinales en las Islas del Caribe: se estudiaron niños durante 30 años y se observó que los factores de riesgo no eran tales, porque si bien la potencialidad era de riesgo, estos niños se adaptaban y eran capaces de vivir con un psiquismo positivo frente a la adversidad. Entonces comenzó a investigarse qué era lo que sucedía.
Boris Cyrulnik amplió el concepto de resiliencia observando a los supervivientes de los campos de concentración, los niños de los orfelinatos rumanos y los niños de la calle bolivianos. Él mismo, con tan sólo seis años escapó de un campo de concentración, el resto de su familia murió; pasó a ser un niño huérfano y su propia historia le llevó, siendo ya neuropsiquiatra, a interesarse por el fenómeno de la resiliencia.
La resiliencia no debe ser entendida como la negación de las difíciles experiencias de la vida, es más bien la habilidad para seguir adelante a pesar de ello. La herida o el daño es un hecho real, pero a pesar de las heridas infringidas, para muchos, estas situaciones que fueron críticas y traumáticas pueden ser elementos de aprendizaje, crecimiento y superación humana.

El enfoque de la resiliencia es una mirada esperanzadora, en vez de poner énfasis en aquellos factores negativos que permitirían predecir quién iba a sufrir un daño, trata de ver aquellos factores positivos que, a veces, sorprendentemente y contra lo esperado, protegen a un niño.
La idea de resiliencia mantiene la esperanza viva en la práctica clínica: aunque la balanza esté inclinada hacia un resultado negativo, sabemos que muchos niños escapan a su destino y que es posible promoverle. Una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y han seguido desenvolviéndose como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados.

¿Qué sabemos del proceso que permite la resiliencia?: La resiliencia no es un atributo con que los niños nacen, no hay un perfil de niños resilientes, pero sí de niños aptos para la resiliencia: niños que no han sufrido separaciones o pérdidas tempranas, niños que han adquirido la confianza o seguridad básica en su primer año de vida. También sabemos que se trataría de un proceso interactivo entre el niño y su medio. Todos los que resultaron resilientes tenían, por lo menos, una persona que los aceptó de forma incondicional, necesitaron contar con alguien. Es decir, que la aparición o no de esta capacidad depende de la interacción de la persona y su entorno humano.

Libros recomendados para saber más:
Un niño afortunado de Thomas Buergenthal , juez de la Corte Internacional y prisionero de Auschwitz de niño.
Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida de Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra que también vivió una infancia traumática en un campo de concentración nazi.

Isabel Rubio

Educar es un acto de amor

educar Izan 5Sobre el tema de educación y familia hay mucho escrito y a veces tengo la sensación de que está todo dicho y nos repetimos.
Lógicamente no es así, pues por mucho que se hable o se escriba de educación, siempre habrá estilos diferentes que nos aporten nuevas miradas.
La pregunta que me hago es: ¿Qué necesitamos los padres a la hora de educar a nuestr@s hij@s? y de ahí me surge otra: ¿Qué necesitan nuestr@s niñ@s de hoy?.
Cuantas veces nos hemos visto en situaciones en las que tenemos que dar una respuesta a nuestros hijos, ante una situación que nos “saca de quicio”, y nos decimos: Ahora me gustaría ver aquí al psicólogo o al orientador de su colegio para que me diga ¿Qué hago?. Pues ellos desde la teoría lo tienen todo muy claro y parece muy fácil, pero a la hora de la verdad, aquí es donde los quisiera ver yo, pues la teoría no tiene nada que ver con la práctica. Y es cierto.
Realmente educar es la tarea más hermosa y a la vez más difícil a la que nos enfrentamos los padres y los profesionales de la enseñanza. Educar es un acto de amor, pues damos al hij@ lo que yo tengo que te puede servir a ti y que con ello, y lo que tú eres ya potencialmente, consigas ser la persona que quieres ser; ayudándole a sacar lo mejor de sí mismo.
Esta tarea de educar es hermosa porque tenemos la posibilidad de colaborar en la formación de hombres y mujeres del mañana, de formar a los seres humanos de nuestro futuro más próximo y más lejano, pues lo que estamos dando a nuestros hijos, de una o de otra forma, ellos se lo transmitirán a los suyos, nuestros nietos.
Y es difícil porque ¿quién nos ha enseñado a formar personas?, ¿adónde hemos ido a aprender a ser padres?, ¿en qué universidad nos han dado el título de Padres?, ¿Quién nos ha dicho, tú ya estás preparado para tener hijos?.
Cuando imparto cursos o conferencias a padres y madres con niñ@s de diferentes edades y veo en sus rostros reflejada la sensación de “no sabemos qué hacer”, o “necesitamos saber si lo estamos haciendo bien o mal”, o “¿nos puede dar alguna receta?”, etc. Les pregunto: ¿Cuándo tuvisteis al niñ@, en el hospital no os dieron un librito de instrucciones de cómo manejar al niño y os explicaron cómo es su funcionamiento?. Y les digo, cuando compramos un móvil o cualquier aparato doméstico, nos dan un enorme libro de instrucciones en todos los idiomas, donde nos explican, con todo lujo de detalle las características del aparato y todo lo que se necesita saber para su buen funcionamiento y sacarle el máximo provecho.
Lógicamente se echan a reír y algunos dicen, pues sí, teníamos que habernos preparado un poco antes de que naciera nuestro primer hij@, pues le hemos dedicado tiempo a la preparación de su habitación, a la canastilla, y a menesteres que tienen que ver con su llegada, pero no a lo que nos toca hacer como padres, que es una tarea desconocida por nosotros. Y, añaden, con el segundo fue diferente, pues ya sabíamos de qué iba, pero con el primero lo pasamos muy mal.
Lo que yo me propongo en estos artículos es reflexionar sobre los temas que nos preocupan, tanto a los padres como a los profesionales de la enseñanza, para ver entre todos, qué estamos haciendo, qué podemos hacer de forma diferente o qué tendríamos que cambiar para educar a las nuevas generaciones de niñ@s que tenemos delante.
TODOS educamos y enseñamos, no siempre de una manera formal e intencionada, pero sí con nuestros conocimientos, ideas, sentimientos, emociones, palabras y acciones, pues con todo ello ofrecemos un modelo de persona a los demás. Por supuesto los primeros los padres, luego sigue la familia más extensa, los profesionales de la enseñanza, los políticos, los medios de comunicación, la sociedad en general. Ninguno de los agentes sociales podemos eludir, ni olvidar esta importante responsabilidad. La educación nos atañe a todos.
La sociedad del futuro estará formada por nuestr@s niñ@s de hoy.
Y acabo dejando, una pregunta en el aire: ¿Qué tipo de personas queremos dejar nosotros al mundo, para ese futuro tan cercano?.

«Si educáis a los niños, no tendréis que castigar a los hombres». Pitágoras

Cecilia Martí

Adolescentes «Qué maravilla»

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Adolescentes “Qué maravilla”

He leído muchos libros sobre adolescencia, como pediatra y ahora como madre, y ninguno me ha gustado como éste : Adolescentes “Qué maravilla”.
Su autora, Eva Bach, es amiga y colaboradora de Maynet, y sólo por ésto podría estar en nuestras páginas, pero hay mucho más:
Eva Bach lleva muchos años formándose y hablando sobre adolescentes a padres, madres y profesores y es ahora, vivida la adolescencia de sus hijos, cuando se sienta y escribe. Como ella dice “cuando determinadas situaciones se han vivido o padecido en la propia piel se está en mejor disposición de abordarlas”.
Es precisamente esa simbiosis entre su sabiduría y el abordaje de lo cotidiano lo que hace tan útil su lectura. La reflexión y el aprendizaje en cada página, en cada uno de los “mensajes cortos y sencillos” en los que aborda desde los grandes temas de la adolescencia a los pequeños secretos de la convivencia diaria: “Yo la madre, tú el hijo”, “Libre tú pagando yo, va a ser que no”, “Si yo te hablo bien, tú me hablas bien”, “Todavía no”, “Callar a tiempo”, ¿Te he dicho que te quiero?…“Palabras valientes, claras y con corazón. Éstas son las palabras que tenemos que recuperar, aprender y utilizar los padres de hoy.”
Es necesario que los padres de hoy reencontremos lo esencial e imperecedero, de eso va este libro, del arte de conjugar amor y autoridad, y lo hace, además, destilando humor y optimismo. Gracias Eva por esta “joyica”.

Isabel Rubio