Alimentación en el primer año de vida (3ª parte)

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En esta tercera y última parte quiero completar lo hablado acerca de la alimentación en el primer año, siguiendo el esquema siguiente:     

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Simplifica las tres miradas, siempre interrelacionadas, con las que abordar el tema de la alimentación en el niño.
En cuanto al círculo amarillo, ¿y los requerimientos nutricionales en este primer año?, ¿y las cantidades necesarias para saber si está bien alimentado?. De entrada tenemos un dato objetivo que nos indica si está bien alimentado y es la curva de crecimiento: si un niño, una vez colocado en su canal de crecimiento en las primeras semanas se mantiene en él, la alimentación es la correcta. Habrá variaciones si pasa unas semanas enfermo, pero tras la enfermedad tiene un periodo de crecimiento rápido hasta colocarse de nuevo en su canal. Dejemos que sea él el que regule las cantidades.
Y aquí entraría el círculo naranja, es decir, el manejo de lo emocional, no sólo lo que hablaba en los primeros meses de vida: la importancia de la alimentación para la creación del vínculo, para nutrirlo emocionalmente; también hay que poner la mirada en las emociones que giran alrededor de la comida y que afectan sobre todo a la relación madre-hijo, la importancia que la madre le dé al acto de comer, o las cantidades que ella supone son las necesarias para que su hijo esté bien alimentado, o la angustia que ella puede vivir si el niño no come…

                               “La idea de no obligar al niño a comer es una manifestación de
                                                               nuestro amor y respeto por él”
                                                                                                      Carlos González. Pediatra

Y por último, como actividad diaria, estaría el aspecto de hábito y, como tal, educable (círculo verde). La comida es una más de las actividades diarias del niño, vivamos mutuamente el momento con placer, háblale mientras le das la comida y jamás forzarle a comer.

A lo largo de estos 3 capítulos hemos pasado del recién nacido al lactante que ha aceptado la cuchara, los sabores dulce, ácido y salado, la textura del puré, que sabe esperar a la siguiente cucharada sin llorar, que empieza a tener sus preferencias, que nos mira alegre mientras le damos de comer porque disfruta con la comida, que sabe decir “no”, se echa hacia atrás si no quiere más o cierra la boca.
Alrededor de los 9 meses, coordinará mano-boca y será capaz de usar las manos para coger la comida, llevarse la cuchara a la boca o beber en vaso. Aconsejamos darle la cuchara en cuanto sepa cogerla para llevársela a la boca y aunque al principio lo ensucie todo aprenderá a comer cada vez mejor y la comida será una actividad lúdica y satisfactoria.

Isabel Rubio

Alimentación en el primer año de vida (2ª parte)

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¿Hasta cuando sólo con leche?:
Siempre, en cualquier recomendación, tenemos que mirar al niño e intentar adecuarla a ese niño concreto, en esa familia concreta. Pero en general podemos decir que hasta los 6 meses la leche cubre las necesidades nutritivas del niño; pero además hay otros signos, alrededor de los 6 meses, que nos dicen que el niño está preparado para tomar otros alimentos: inicia movimientos de masticación, se sienta… así como estudios de la maduración del aparato digestivo y del riñón que objetivan que están preparados para asimilar otros alimentos. Por tanto, siguiendo las recomendaciones de la ESPGHAN, aconsejamos no prolongar la LM exclusiva por encima del 6º mes e iniciar el aprendizaje de la alimentación con cuchara sobre los 6 meses.
Con el uso de la cuchara comienzan nuevos sabores y texturas y además una forma distinta de alimentarse: pasa de la succión, que es una alimentación continua: chupa-traga-chupa-traga…, a la alimentación con cuchara: le llega el alimento, que ya no es la leche que él conoce, con cuchara y además tiene que esperar un tiempo hasta que le llega la siguiente cucharada, ya no es un continuo…
Si hasta ahora lo alimentábamos junto a nosotros, cuando empezamos con las papillas sentémosle enfrente. Y recordad que los cambios (como todo cambio en la vida) necesitan su tiempo, no hay que tener prisa. Habrá niños que se adapten rápidamente y otros que necesitarán su tiempo, el ritmo es individual. También nosotros necesitamos un tiempo de adaptación.

¿Con qué alimentos y cuál es el orden de introducción?:
Vuelvo a insistir en que las pautas tendrían que ser individuales, adecuar las recomendaciones generales a cada niño.
Y ¿qué nos dicen las recomendaciones generales?:
De entrada decir que no hay unanimidad en cuanto al orden de introducir los distintos alimentos que componen la alimentación complementaria.
Puede hacerse con cualquiera de los alimentos.

La fruta:
La fruta será natural, la de temporada, madura y pelada. Se dará en papilla y con cuchara. La textura lo antes posible chafada con tenedor. También podemos ofrecer zumos naturales. No sustituirán una toma, serán un complemento a cualquier otra toma de leche materna o biberón.

Los cereales:
Aconsejamos cereales con o sin gluten en pequeñas cantidades (una cucharada/día) si se añade a un biberón. La ESPGHAN recomienda introducir el gluten no antes de los cuatro meses ni después de los siete, hacerlo en pequeñas cantidades y mientras los niños reciben lactancia materna. Si preparamos una papilla se hará, al principio, con cereales sin gluten y sólo una cucharada/día con gluten.

La verdura:
La papilla de verdura se hará cociendo (con poca agua o al vapor) algunas de las siguientes verduras frescas: judías verdes, calabaza, calabacín, puerro, con patatas y zanahoria. No añadir sal. Triturar dejando una consistencia suave y añadir entonces una cucharada de aceite de oliva. La papilla de verdura debe ir desde el inicio con carne.
El postre puede ser leche (materna o en biberón) y más adelante aconsejamos postre de fruta.
No dar espinacas, acelgas, col, coliflor, remolacha y nabo hasta los 9 meses.

La carne:
A partir del 5º mes, aconsejable al 6º mes, que aportará sobre todo el hierro necesario a la nutrición de nuestro hijo.
Añadiremos de 20 a 30 gr. de carne a la verdura, aconsejando empezar con pollo sin piel, entre otras razones por la textura de la papilla, añadiendo un chorro de aceite de oliva cuando vaya a triturarse.
Progresivamente introduciremos otras carnes: ternera, cordero…No aconsejamos las vísceras.

El pescado:
A partir del 6º mes.
Aconsejamos hervirlo aparte para desmenuzarlo y quitar espinas antes de añadir al puré de verduras.

Derivados lácteos:
Aconsejamos iniciar yogourt natural a partir de los 7-8 meses.

Huevo:
La yema de huevo cocida y bien separada de la clara puede introducirse a partir de los 10 meses. La clara no debe introducirse hasta el año de vida.

Legumbres:
Sobre los 10-11 meses podemos iniciar legumbres (lentejas y garbanzos) y pastas de sopas finas.

(Actualizado marzo-2015)

Alimentación en el primer año de vida (1ª parte)

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Preciosa foto de J.E.D. del Concurso Fotográfico L.M. del Hospital Marina Alta. Denia

A menudo parece que los pediatras vamos cambiando las pautas de alimentación moviéndonos por modas que no tienen ninguna base. No es así, existen una serie de organismos internacionales como los Comités de Nutrición de la ESPGHAN (European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition), de la AAP (American Academy of Pediatrics) o la Organización Mundial de la Salud que realizan periódicamente recomendaciones a la luz de los avances científicos.

Teniendo como referencia dichas recomendaciones iniciemos el recorrido de la alimentación desde el recién nacido:
Somos animales mamíferos y como tales nos alimentamos tras nacer de leche materna. El niño nace con una serie de reflejos, entre ellos el de succión y el de búsqueda, que harán que rápidamente se enganche al pezón. Es deseable que inmediatamente tras el parto el recién nacido se coloque en contacto íntimo piel con piel durante al menos 50 minutos, aunque es deseable que ese tiempo se prolongue hasta dos horas. Encontrareis, a través de la página de la Asociación Española de Pediatría, más información en los enlaces recomendados por el Comité de Lactancia Materna.
Si no es posible la lactancia materna iniciaremos la alimentación con leche de inicio. En otro momento hablaremos de biberones, leche y agua.
Y ahora, mientras miramos como se alimenta nuestro hijo succionando el pecho o el biberón, creo necesario abrir un paréntesis para comentar que la alimentación es mucho más que la nutrición corporal; cuando damos de comer a un niño con amor no sólo estamos alimentando su cuerpo sino también estamos nutriéndolo emocionalmente y este aspecto cobra toda su importancia en los primeros meses de la vida puesto que al darle el alimento cuando llora de forma desgarrada con su sensación de hambre, intuyendo que en ello le va la vida y sin saber si alguien está ahí para cubrir sus necesidades, le estamos diciendo que puede confiar en nosotros, en que vamos a cubrir sus necesidades, y si confía en nosotros confiará en el mundo y está adquiriendo así la seguridad básica que son los cimientos de su personalidad. Por ello a mí me gusta decir que la alimentación con amor en los primeros meses nutre el cuerpo y el alma del bebé.
Desde un principio la alimentación será a demanda del bebé, sin horarios fijos.

Isabel Rubio

LAS VACACIONES SON PARA JUGAR

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A lo largo del curso escolar son muchos los niños que tienen una agenda tan apretada como sus padres y es ahora, durante las vacaciones, cuando pueden y podemos, disfrutar de horas de juego.
Pediatras, psicólogos, psiquiatras infantiles y maestros insistimos en la importancia del juego para la salud del niño, para su educación.
Desde bebé el niño necesita jugar, se interrelaciona así con el adulto y es el mejor estímulo en su desarrollo psicomotor; por ejemplo, el juego de la madre o padre con su hijo de menos de un año, uno frente a otro y en el que alternativamente se tapan la cabeza con una gasa, el otro se la quita y riendo descubre que sigue ahí, es un juego valioso porque está favoreciendo la seguridad del niño: su padre o madre permanecen, aunque momentáneamente no les vea. Si vosotros lo habéis vivido sabréis lo gratificante que es también para los padres, las sonrisas que os ha regalado vuestro hijo.
Más adelante el niño jugará solo o con otros y aprenderá a no siempre ganar, a compartir, aprenderá los papeles que ha de jugar cuando sea mayor, a ser papá o mamá, a las tiendas, a los médicos… ensayará roles e irá situándose en el mundo, será héroe o heroína de historias cotidianas o fantásticas ya sea colaborando con otros o riñendo, liderando o aceptando la autoridad de otros, inventando normas para luego transgredirlas, aprenderá a ir aceptándose, expresará sus temores, sus deseos, sus sentimientos, resolverá conflictos emocionales jugando o aprenderá a manejarlos, estimulará su imaginación, transformará la realidad según su voluntad, aprenderá a jugar en equipo, la necesidad de que existan reglas y a respetarlas, a esperar su turno, aprenderá a cooperar con otros para alcanzar objetivos, aprenderá a destacar en unos juegos y a frustrarse al ver que otros no se le dan tan bien. El juego estimulará su inteligencia, su creatividad, su lenguaje. En definitiva: le ayudará a crecer de una manera sana.
En estos días hay tiempo para enseñarles el ajedrez, o juegos de mesa…para estar cerca de ellos y vivir las horas de ocio jugando.
Favoreceremos, si el tiempo lo permite, el juego al aire libre, que se mueva, es al fin y al cabo una forma de hacer ejercicio, que aprenda a subir en bici, a patinar…
Evitaremos, en la medida de lo posible, el aislamiento que implican determinados juegos y sí estimular la lectura a cualquier edad o actividades creativas: desde bailar, pintar, escribir, montar breves obras de teatro o espectáculos que seguro nos harán pasar momentos deliciosos a mayores y pequeños.

Isabel Rubio

EL MEJOR REGALO

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Diciembre es, para los niños, uno de los meses más bonitos del año, quizás el mejor. No tenemos mas que recordar, nosotros los adultos, y nos vienen a la memoria momentos agradables vividos en estas fechas, los encuentros familiares, el ambiente festivo, incluso es posible que recordemos el regalo o los regalos que recibimos año tras año, o aquel juguete que fue tan especial, tan deseado; eran días que esperábamos con ilusión y seguro que forman parte de los mejores recuerdos de nuestra infancia.

Las necesidades de los niños siguen siendo las mismas y creo que es importante hacerles aguardar con ilusión unas fechas (independientemente del significado religioso o no que la familia les dé), hablar de lo que vamos a hacer esos días, e ir creando con ellos la atmósfera alegre de estas cercanas vacaciones. Estos días nos brindan la oportunidad de que todos los miembros de la familia (sea la edad de nuestros hijos e hijas la que sea) participemos en tareas comunes: deben de colaborar si montamos un árbol, o un belén, en la decoración de la casa… también en la cocina, en la elaboración de dulces navideños si esa es la costumbre familiar, o en su compra. Organizar con ellos, siempre, las reuniones familiares, pues son, para los niños, los preparativos de una fiesta. En definitiva son momentos de encuentro de padres e hijos que hemos de aprovechar y sobre todo disfrutar.

Otro aspecto de la Navidad es la ilusión por los regalos que traerá Papá Noel o los Reyes Magos.
Sin embargo, con demasiada frecuencia, vemos que muchos padres realizan la compra de los regalos con los niños cuando hay muchas oportunidades a lo largo del año para realizar la compra de un regalo juntos. Lo que otorga la magia de la Navidad es precisamente la incertidumbre de lo que vendrá, la espera….porque la espera es educativa y necesaria, sobre todo en nuestra sociedad en la que estamos acostumbrados a recibir la gratificación rápidamente, a la no valoración del esfuerzo.
Creo que también se ha ido perdiendo la toma de conciencia que el niño realiza (acerca de su conducta, de su comportamiento, de sus méritos) cuando escribe a los Reyes o Papá Noel. Las cartas han servido y siguen sirviendo para la reflexión. Y el misterio hace el resto.
¿Pero cuál es el mejor regalo?: seguro que el mejor regalo que podemos hacerles a nuestros hijos es nuestro tiempo, sí, pasar mucho tiempo con ellos, hablar con ellos, escucharles con atención, compartir sus inquietudes y sentimientos, poder realizar actividades juntos: pasear, jugar con ellos, compartir un deporte, ver una película, leer un cuento, cantar villancicos, reíros juntos, crear complicidades… un rato de relación exclusiva, un tiempo en el que nuestro hijo o hija sientan que estamos cerca, mostrarles nuestro afecto. Un regalo que ofrecerles ahora, en estos días, pero también regalarles a lo largo del año, un regalo mutuo.

Por último, es también un buen momento, como tantos otros, para enseñar a nuestro hijo el valor de dar y no sólo recibir, para ser agradecido, para hablarles de otros niños y otras realidades, de la solidaridad, de la justicia.
Publicado hoy en el Suplemento de Salud del Diario Información:  http://www.diarioinformacion.com/medicina-salud/2009/12/12/mejor-regalo/960672.html

DEJAME INTENTARLO y APRENDIENDO A VIVIR

dejame intentarlo                                               aprendiendo          

Hoy quiero recomendar 2 libros a la par: Déjame intentarlo y Aprendiendo a vivir, ambos escritos por un amigo y colaborador de Maynet, Tomás Castillo.

Para l@s que no le conocéis creo necesario presentarle brevemente, pues sus libros son el fruto de su trabajo, de su experiencia. Tomás Castillo es psicólogo y ha dedicado casi toda su vida a promover proyectos para la discapacidad y sobre todo en la Asociación AMICA, donde ha logrado el reconocimiento y el prestigio internacional por su buen hacer. Participó como consultor experto en la elaboración de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud de la Organización Mundial de la Salud. Actualmente impulsa Proyectos de cooperación al desarrollo para hacer visible a las personas con  discapacidad dentro de la pobreza, fundamentalmente en Bolivia. Para ellos son los beneficios de sus libros. Por fin, después de tantos años, se sentó y empezó a escribir… y ya no ha parado.

En su primer libro: Déjame intentarlo. La discapacidad: hacia una visión creativa de las limitaciones humanas, va haciendo un recorrido, a lo largo de diez capítulos, en los que logra que avancemos en la comprensión de lo que significa la discapacidad, que  no supone una minoría de edad permanente,  que está condicionada por la aceptación social de mi limitación, pero para mí la aportación de Déjame intentarlo es que revoluciona el concepto de discapacidad incorporándola con normalidad a nuestra vida, porque forma parte de ella; logra que miremos la discapacidad como una característica más de la persona, de la vida, que todos, tarde o temprano, viviremos; porque la discapacidad, como la capacidad, forma parte de la naturaleza humana.

 

Aprendiendo a vivir. La enfermedad: descubrir las posibilidades que hay en mí ha sido publicado este año y nos invita a mirar juntos a la enfermedad, situando de nuevo en primer plano a la persona y la enfermedad como mera circunstancia.

Tras capítulos como La enfermedad, así como la salud, forman parte de mí, De paciente a protagonista, Ver a la persona con una enfermedad, no al «enfermo», o Morir viviendo o aprender a vivir,  un epílogo que enriquece este libro con el testimonio de  Juan, Antonio, Blanca, Patxi…que, sinceramente, me emocionaron.

Isabel Rubio