El divorcio que nos une

El divorcio que nos une

Dentro de los libros recomendados está El divorcio que nos une, cuyas autoras son Cecilia Martí y Eva Bach; ambas han preferido que la mejor presentación sea una de las cartas de agradecimiento que han recibido:

“Queridas Eva y Cecilia,

Acabo de terminar de leer vuestro libro El divorcio que nos une, y no he podido resistirme al impulso de dirigirme a sus autoras. No acostumbro a escribir a los autores de los libros que me gustan, pero en este caso, estoy encantado de hacerlo.

Y es que no quiero que pase un día más sin agradeceros cada una de los deliciosos y reparadores párrafos que, al alimón, habéis engarzado. Como supondréis, soy uno de esos afectados por una ruptura sumamente dolorosa. Y como os imaginaréis, los que nos vemos envueltos en tales tormentas de la vida buscamos, casi compulsivamente, consejo, información, terapia, etc. En mi caso, lo que iba cayendo en mis manos ejercía un efecto desigual en mi alma. Desde la culpabilidad por el crimen que llevaba a cabo hacia mis hijos (un conocido me dijo que el terapeuta al que tenía un servidor decidido acudir había soltado la perla de que los padres que se separan es que no aman a sus hijos. Por supuesto, decidí no ir), hasta el limitarse a informar acerca de los aspectos legales.

El caso es que cuando empecé a leer vuestra obra, además de provocar más de una saludable sonrisa, ejercíais una obra de reparación y de orientación que siempre os agradeceré.

Gracias por el bálsamo de vuestras palabras, por la sabiduría de vuestros consejos, y por abrirnos la mirada a un horizonte de esperanza para aquellos que, en medio del sufrimiento, estamos apostando decididamente por seguir siendo los mejores padres, buenas personas y miembros de pleno derecho del club de los bien separados (aunque en mi caso, no tenga descuento por entrar en pareja).

Recibid un cálido y agradecido saludo.”

JLL

Cecilia Martí.

Jugando a Papás y Mamás


Mamás Y Papás – Mummies & Daddies (2008)The top video clips of the week are here

Se acerca el 25 de Noviembre, día Internacional de la eliminación de la violencia de género y, a pesar de que a lo largo de todo el año es un tema que nos toca y nos duele en lo más profundo, en estas fechas, parece, que aumenta nuestra sensibilidad cuando escuchamos que, una nueva mujer ha sido asesinada a manos de su pareja o ex pareja.

No nos cansamos de decir y escuchar que este horror sólo puede acabar a través de la educación. Que por más y más leyes que pongan los jueces y más y más medidas que les impongan a los maltratadores, todos sabemos que hay que empezar antes, mucho antes.

¿Dónde, cuándo, cómo empezar a solucionar este problema? Difícil, pero por algún sitio tendremos que empezar.

El primer paso es empezar a ser conscientes de que “TOD@S” formamos parte de la sociedad y de que todos pertenecemos a una familia y, a veces, también tenemos la nuestra propia.

La familia como primer núcleo de aprendizaje del niño para ser persona y donde primero aprende cómo relacionarse con los otros, es el lugar idóneo para que tengan un modelo de comunicación sano, donde se tenga en cuenta a cada miembro de la familia, como otro  ser diferente y a la vez con los mismos derechos que ellos mismos, sean niños o niñas, padre o madre, abuelo o abuela, hombre o mujer

El hijo, la hija aprende a ser hombre o mujer mirando a papá y a mamá.

El niño/a desde que nace mira, observa, aprende y repite, por eso decimos que aprenden por imitación y por ello los padres y madres somos modelos para los hijos/as.

Es cierto que es una responsabilidad muy grande la de ser padres y madres, y encima que nos digan que somos modelos de nuestros hijos/as, pero se presupone que ha sido una decisión que dos adultos tomaron en su día de forma responsable juntos, y, aun en caso de no seguir como pareja, van a seguir teniendo esa responsabilidad como padres a lo largo de su vida, pues han tenido hijos para formarlos como personas, que tienen que convivir con otras personas.

Y muy mal empezamos si dentro de la misma familia, no se respeta a cada uno de sus miembros, si no se les escucha, si no se les tiene en cuenta y sobre todo si creemos que los niños no se dan cuenta de lo que pasa entre papá y mamá, pues los niños son pequeños, pero no son tontos.

El vídeo es un ejemplo de lo que aquí os quiero transmitir, como siempre una imagen vale más que mil palabras.

Mª Cecilia Martí


Educar es un acto de amor

educar Izan 5Sobre el tema de educación y familia hay mucho escrito y a veces tengo la sensación de que está todo dicho y nos repetimos.
Lógicamente no es así, pues por mucho que se hable o se escriba de educación, siempre habrá estilos diferentes que nos aporten nuevas miradas.
La pregunta que me hago es: ¿Qué necesitamos los padres a la hora de educar a nuestr@s hij@s? y de ahí me surge otra: ¿Qué necesitan nuestr@s niñ@s de hoy?.
Cuantas veces nos hemos visto en situaciones en las que tenemos que dar una respuesta a nuestros hijos, ante una situación que nos “saca de quicio”, y nos decimos: Ahora me gustaría ver aquí al psicólogo o al orientador de su colegio para que me diga ¿Qué hago?. Pues ellos desde la teoría lo tienen todo muy claro y parece muy fácil, pero a la hora de la verdad, aquí es donde los quisiera ver yo, pues la teoría no tiene nada que ver con la práctica. Y es cierto.
Realmente educar es la tarea más hermosa y a la vez más difícil a la que nos enfrentamos los padres y los profesionales de la enseñanza. Educar es un acto de amor, pues damos al hij@ lo que yo tengo que te puede servir a ti y que con ello, y lo que tú eres ya potencialmente, consigas ser la persona que quieres ser; ayudándole a sacar lo mejor de sí mismo.
Esta tarea de educar es hermosa porque tenemos la posibilidad de colaborar en la formación de hombres y mujeres del mañana, de formar a los seres humanos de nuestro futuro más próximo y más lejano, pues lo que estamos dando a nuestros hijos, de una o de otra forma, ellos se lo transmitirán a los suyos, nuestros nietos.
Y es difícil porque ¿quién nos ha enseñado a formar personas?, ¿adónde hemos ido a aprender a ser padres?, ¿en qué universidad nos han dado el título de Padres?, ¿Quién nos ha dicho, tú ya estás preparado para tener hijos?.
Cuando imparto cursos o conferencias a padres y madres con niñ@s de diferentes edades y veo en sus rostros reflejada la sensación de “no sabemos qué hacer”, o “necesitamos saber si lo estamos haciendo bien o mal”, o “¿nos puede dar alguna receta?”, etc. Les pregunto: ¿Cuándo tuvisteis al niñ@, en el hospital no os dieron un librito de instrucciones de cómo manejar al niño y os explicaron cómo es su funcionamiento?. Y les digo, cuando compramos un móvil o cualquier aparato doméstico, nos dan un enorme libro de instrucciones en todos los idiomas, donde nos explican, con todo lujo de detalle las características del aparato y todo lo que se necesita saber para su buen funcionamiento y sacarle el máximo provecho.
Lógicamente se echan a reír y algunos dicen, pues sí, teníamos que habernos preparado un poco antes de que naciera nuestro primer hij@, pues le hemos dedicado tiempo a la preparación de su habitación, a la canastilla, y a menesteres que tienen que ver con su llegada, pero no a lo que nos toca hacer como padres, que es una tarea desconocida por nosotros. Y, añaden, con el segundo fue diferente, pues ya sabíamos de qué iba, pero con el primero lo pasamos muy mal.
Lo que yo me propongo en estos artículos es reflexionar sobre los temas que nos preocupan, tanto a los padres como a los profesionales de la enseñanza, para ver entre todos, qué estamos haciendo, qué podemos hacer de forma diferente o qué tendríamos que cambiar para educar a las nuevas generaciones de niñ@s que tenemos delante.
TODOS educamos y enseñamos, no siempre de una manera formal e intencionada, pero sí con nuestros conocimientos, ideas, sentimientos, emociones, palabras y acciones, pues con todo ello ofrecemos un modelo de persona a los demás. Por supuesto los primeros los padres, luego sigue la familia más extensa, los profesionales de la enseñanza, los políticos, los medios de comunicación, la sociedad en general. Ninguno de los agentes sociales podemos eludir, ni olvidar esta importante responsabilidad. La educación nos atañe a todos.
La sociedad del futuro estará formada por nuestr@s niñ@s de hoy.
Y acabo dejando, una pregunta en el aire: ¿Qué tipo de personas queremos dejar nosotros al mundo, para ese futuro tan cercano?.

«Si educáis a los niños, no tendréis que castigar a los hombres». Pitágoras

Cecilia Martí